Tiempo después, la pasajera “regresó a la parte de arriba del colectivo, pero volvió muy nerviosa y alterada, diciendo que el chofer había querido invitarla a dormir abajo, que había tocado un poco de su cuerpo, así que la gente se puso un poco nerviosa arriba también”.
Entre los viajantes “había un oficial de prefectura, con quien hablamos y nos comentó cómo íbamos a hacer las cosas desde ahí adelante”, explicó el entrevistado e indicó que “todo esto se dio en un transcurso de media hora”. Acto seguido, el oficial “bajó a la cabina de los choferes, les comentó lo que estaba pasando arriba y les dijo que en el próximo puesto de gendarmería íbamos a parar porque la chica quería hacer una denuncia”. No obstante, comentó que “cuando llegamos al puesto”, a unos 500 metros al sur de las cabinas de peaje de Yeruá, sobre la Ruta Nacional 14, “el chofer paró unos metros antes del puesto, bajó primero y quiso adelantarse a hablar, pero nosotros empezamos a golpear la puerta para que nos dejaran bajar también, porque no nos parecía correcto que estuviera bajando solo”.
Una vez en gendarmería, la pasajera “hizo la denuncia de un abuso” y, en representación de los demás viajantes, el entrevistado manifestó que “queremos que no quede como un caso normal, porque nadie puede meter a una pasajera a las 2 de la mañana en una cabina de colectivo sola”.
Al respecto, detalló que la denunciante “es brasilera, tiene 16 años de edad, pero viaja emancipada”. Asimismo, mencionó que “los choferes nunca nos hablaron y en un momento uno quiso subir cuando la cosa estaba picante y, como la gente estaba tensa, el de prefectura lo mandó de vuelta a la cabina”.
Finalmente, apuntó que “nos comentaron que el chofer que estaría marcado como el actor del hecho quedaría demorado y nosotros continuaríamos el viaje en el mismo micro, con el otro chofer”, pero “para mí, los dos choferes dentro de la misma cabina son del mismo equipo”.