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El gobernador Gustavo Bordet insistió en que “no llegar a un entendimiento” en el tratamiento del acuerdo con el FMI, “significa ir a default, lo que conlleva más pobreza, más inflación, más recesión y más pérdida de empleo”, además de que “impacta fundamentalmente en todo el movimiento económico y productivo de Argentina, porque las empresas que cotizan en bolsas extranjeras no pueden financiarse con capitales para reconvertir el capital de trabajo”.

Asimismo, consideró que esta situación “afectaría a la vida cotidiana de las personas, porque se dejaría de contar con muchos insumos importados que se usan a diario”, según afirmó en declaraciones al programa "Tarea Fina", de Radio Ciudadana.
Responsabilidades
Según sus palabras, la oposición “tiene responsabilidad en esta deuda”, teniendo en cuenta que “fue justamente su gobierno el que la contrajo sabiendo que no se podría cumplir en el plazo que fue acordado”.

Sin embargo, valoró que “más allá de las discusiones y de las puestas en escena, en definitiva esta es una responsabilidad que nos ubica a todos en un criterio de decir: bueno, a nosotros como oficialismo no nos gusta estar discutiendo, pero las circunstancias nos obligan a estar acá, porque está el problema y hay que resolverlo”.

Por otro lado, Bordet destacó que, hasta el momento, “no he dialogado con ningún diputado, como no lo hago habitualmente con estos temas”, porque “cada uno sabe qué es lo que representa y lo que está respondiendo”.

Es por eso que, según su entendimiento, esto “va a ser aprobado, por lo menos por la afirmativa que me manifestaron algunos de ellos” durante la comisión.
La deuda
Por último, Bordet recordó que en la actualidad se trata una “deuda de 44.500 millones de dólares que fue tomada en la gestión anterior de manera inconsulta, de los que 19 mil millones vencen este año y 18 mil millones vencen el año que viene”, deuda que “es imposible de hacer frente porque no alcanzarían las reservas existentes”.

No obstante, valoró que “el gobierno se hizo cargo de las negociaciones para no entrar en default y arribar a un entendimiento mucho más laxo y más flexible”, sobre todo en “tres tópicos: el primero es que no se exige una reforma laboral, lo que es esencial porque preserva, protege e incrementa en el futuro el empleo privado y no genera despidos; tampoco se obliga a una reforma previsional, que también nos trae recuerdos muy duros del pasado en el que el fondo exigía este tipo de ajustes; y la reducción del déficit que se plantea es razonable y alcanzable teniendo en cuenta el cierre del 2021”.