Olguín contó su historia de vida y su arraigo con la zona que lo vio nacer. “Yo nací acá y me crié acá -repasó-. Este campo era de mis padres y lo heredé. Toda la vida tuvimos tambo y hace cuatro años empezaron mis hijos a hacerse cargo y a trabajar más fuerte; y la idea es seguir avanzando. Lo que más necesitamos es el camino. Hay una posibilidad de que se concrete para este año, con un enripiado acá enfrente y estamos todos muy ilusionados con eso”.
Al tiempo que continuó afirmando que “tuvimos dos años muy complicados con el tema de la sequía; realmente no sabemos cómo pudimos salir de ésta. Gracias a que llovió y pudimos hacer una reserva estamos pasándola bien en este momento. Queremos agradecer al gobierno porque tuvimos un aporte que nos ayudó mucho; y hace dos años también tuvimos otro que nos ayudó a comprar un poco de reserva para seguir manejándonos”.
Al referirse a los efectos de la sequía, Olguín enfatizó que “los daños fueron casi totales porque no quedó casi nada. Hubo que resembrar todo. El maíz se perdió. Se sembró un poco de soja y se secó. Y el otro tema complicado para muchos vecinos es que no tenían nada de agua y no se podía recuperar las vertientes y los arroyos; por lo que tuvieron que apelar al acarreo de agua. Nosotros por suerte tenemos un pozo que nos fue acompañando, si no hubiera sido muy crítico el tema”.
En ese marco, enumeró la asistencia recibida sosteniendo que “en primer lugar el tema de impuestos. Después pudimos acceder a ese crédito por medio del Fogaer (Fondo de Garantías de Entre Ríos). Y tuvimos una ayuda que no es reintegrable y que se establece de acuerdo con la cantidad de animales que poseemos. Te dan un monto de dinero como un subsidio que estamos evaluando cómo invertirlo para hacer una reserva; la idea es comprar maíz a algunos vecinos que tienen”.
La familia de Olguín cuenta con 50 vacas en ordeñe, con un promedio de 1200 litros diarios y esa leche se destina a la producción de queso sardo. Lo venden a clientes que compran en el lugar, aunque transitan el proceso de inscribir el producto para poder venderlo mejor y conseguir mayores utilidades.
Finalizada esta visita, Jaureguiberry y sus acompañantes se trasladaron a San Benito a visitar al productor Omar Bressan; que cuenta con un rodeo total de 140 animales, mientras que el específicamente lechero es de 62 vacas en producción que le dan alrededor de 1200 litros diarios que van destino a industria.
Allí, el anfitrión desgranó el devenir del campo que trabaja, destacando que “la historia acá es desde siempre; arranca con mis bisabuelos inmigrantes que se instalaron en esta zona y siguieron mi abuelo, mi padre, mis hermanos y en este momento estoy trabajando con mi hijo y un empleado y haciendo el trabajo que hicimos siempre y que sabemos hacer. Hacemos explotación de un tambo, algo de siembra y pastura, que es la principal actividad que tenemos en este momento”.
Al tiempo que agregó que “como toda explotación a cielo abierto, tiene sus riesgos, sus momentos buenos, sus momentos malos; pero seguimos porque ya apostamos a esto, nos gusta y tenemos que hacerlo a pesar de que por ahí las cosas no salen como pretendemos. Pero hay que seguir trabajando. Y trabajar con mi hijo sabiendo que algún día él se encargará de todo es una satisfacción que reconforta”.
Al referirse a los contratiempos originados por la sequía, Bressan sostuvo que “fue una sequía que yo, en los años que tengo y por lo que me han dicho gente mayor, no tiene precedentes. Han venido sequías, pero no tan largas y de tanta intensidad, con altas temperaturas donde las reservas que había se consumieron y recién ahora después de la primera lluvia de hace dos meses, se recuperó algo el forraje. Hubo que salir a hacer reserva de lo que había para seguir manteniendo el consumo de los animales. Y reforzarlo con alimento comprado porque había que suplantar la calidad que faltaba en el forraje. Se perdió mucho en producción, en dinero que se invirtió y no se recuperó, pero gracias a la gente del gobierno algo nos están compensando. Quizás no es todo lo que se perdió, pero en cierta medida es un aliciente”.
Respecto a cuáles fueron los beneficios, el productor detalló que “primeramente recibimos fondos de Impulso Tambero que fue 15 pesos por litro de leche producida durante el mes de enero y febrero. Faltan todavía cobrar dos meses más y ahora últimamente recibimos una ayuda del estado provincial de 1 millón de pesos que es una suma que, si bien no alcanza a revertir todo lo perdido, en cierta medida ayuda”.
En cuanto a cómo orientarán esos recursos, explicó que “se priorizará el pago de cuentas que se generaron durante la sequía y apuntar a la siembra de pastura, compra de fertilizantes para abonar el campo para mejorar la producción. Ese será el destino. Son todas las cosas que hacemos todos los años: algún sobrante de dinero lo vamos invirtiendo en eso porque si no hay producción no hay dinero y si no hay dinero no hay factibilidad. También se piensan otras inversiones, como renovar el parque de máquinas. Todo lo que sea simplificar trabajo, hacerlo más ágil y eficiente”.
Datos de la asistencia
En Entre Ríos, se han otorgado más de 6.000 certificados a productores sumando agrícolas y ganaderos. En cuanto a tamberos, fueron alcanzados 310 productores, los que cuentan con los certificados correspondientes.También se otorgaron beneficios impositivos provinciales de ATER y nacionales de AFIP. Estos consisten en diferimiento de la fecha cuando son por emergencia hasta el 70 % de pérdida y exención total cuando el quebranto es mayor de 70 %, lo que se considera “desastre” para la Ley de Emergencia nacional.
Por otro lado, están prontas a salir las líneas de financiamiento que contemplan para Entre Ríos alrededor de 800 millones que son aportes no rembolsables. Además, con el certificado de emergencia, Banco Nación ofrece una línea específica para todos los perjudicados con una tasa subsidiada 10 % por nación y 10 % por la provincia, lo que implica que en este momento quedaría en 65 %.
Los aportes anteriores fueron hasta 30 animales, 400.000 pesos; de 31 a 50 animales de 700.000 pesos y de 51 a 100 animales, de un millón de pesos.