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El diagnóstico no es antojadizo ni novedoso. Son varios los actuales funcionarios y dirigentes de Juntos que reconocen -off the récord- el diagnóstico de tener “demasiadas peleas internas”. A la hora de buscarle un remedio a ese padecimiento, las recetas y las posologías son heterogéneas.

Por ejemplo, hay quienes ven demasiados “caciques”. Conviviendo todos en una horizontalidad que los alienta a ostentar pequeños ejemplos de cuota de poder.

La proliferación de caudillos se aprovecha de una primera etapa, donde el intendente electo no ve prioritario la consolidación de lo que, el día de mañana podría llegar a ser el “azcueismo”.

Por el contrario, el titular del Poder Ejecutivo municipal fue generoso en el armado del organigrama y tiene solidificados puentes con cada uno de los dirigentes que dieron vida a la alianza electoral local. El vínculo inclusive se da hasta con Eduardo Cristina, lo que va a contramano del accionar de algunos funcionarios municipales, que se animan a cuestionar al propio Frigerio por el espacio otorgado al partido Mas por Concordia.

Cierto es también que, desde la asunción del apodado “Gringo”, aún no se arrancaron ni siguiera dos hojas de almanaque. Es más, en ese lapso algunas cuestiones se fueron puliendo. Como, por ejemplo, ciertas discrepancias comunicacionales provocadas por funcionarios que, a través de sus propios equipos de prensa, eclipsaban -informativamente- la figura del intendente. Algo impensado en anteriores gestiones.

Ya que se menciona el tema información, en estos casi 50 días tampoco faltaron noticias que golpearon duramente contra la mesa del gabinete. Los cimbronazos se sintieron entre las sillas de la periferia, pero también en las más cercanas al núcleo. En concreto, salieron a la luz antecedentes judiciales que provocaron una medida drástica de eyección y otra decisión que aún se analiza, en paralelo a estudiar la consistencia de una denuncia.

Lo particular de esto es que, para algunas de las personas afectadas por la divulgación de estos hechos, la difusión no partía de una cuestión meramente judicial, sino que -casi sin dudar- afirman que se trata de una “operación” llevada a cabo por cirujanos que forman parte del gabinete municipal, tal como señalaron a este medio. Es decir, fuego amigo y de la propia trinchera.

Mientras tanto, en la vereda de enfrente, el Justicialismo local aún deambula en la penumbra provocada por la orfandad de liderazgo.
El actual oficialismo concordiense deberá definir si su problema es el mismo, o solo era cuestión de transitar un poco más de camino.

Horacio Osorio

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