Al respecto, Del Cerro precisó que “efectivamente, existió un derrame el día 29 de febrero, entre las 21:00 y las 22:00”, pero “se puede decir que ocurrió y se controló rápidamente, ya que solo una parte alcanzó el agua en proceso de potabilización y la gran mayoría del derrame fue vertido al desagüe”. Por otro lado, el interventor del EDOS aclaró que “solamente tuvimos 4 reclamos de una población de entre 150.000 y 160.000 personas; dos fueron el viernes 1° y dos fueron el 4 de marzo”. Tras tomar conocimiento de estos, explicó que “se acudió rápidamente a los domicilios para hacer un análisis del agua y dieron perfectamente aptas para el consumo humano”, a pesar de que “había una cuestión del sabor, que cambió por una modificación del pH”.
Además, posteriormente “se realizó un monitoreo en la red de distribución los días 6 y 7 de marzo, en distintos puntos de la ciudad, verificando una vez más que los parámetros fisicoquímicos se ajustan a la normativa del código alimentario argentino”, apuntó Del Cerro.
Sobre el químico vertido en la planta, mencionó que se trató de “policloruro de aluminio”, que “es un coagulante que se utiliza ampliamente en la potabilización ed agua potable”.
Es así como “se transmite la tranquilidad a la población, asegurando desde el EDOS la potabilización del agua en la red de distribución y que dicha calidad está controlada permanentemente por personal técnico en planta potabilizadora y en la red de distribución”.
Por otro lado, agregó que “lo que se derramó equivale a un 3% de una compra que se hizo hace poco” del material y comentó que, debido a esto, “el pH del agua bajó de 7 a 4 puntos”, motivo por el que “se notó la astringencia”.
Sin embargo, remarcó que “no pasó absolutamente nada grave que ponga en peligro la vida de alguna persona y, de hecho, no hubo ningún enfermo”, por lo que “nos molesta que algunos medios salgan con publicaciones que no responden a la verdad”.
En cuanto al empleado que provocó el derrame, Del Cerro mencionó que “se trata de una persona contratada que ya tenía antecedentes en su legajo”, por lo que “procedimos a rescindirle el contrato, ya que entendimos que la conducta de esta persona podría poner en riesgo la salud de todos los concordienses, además del daño que causó en la planta”.
Sobre esto último, manifestó que “no tuvimos alternativa, porque esa persona no estaba en condiciones de seguir operando con este tipo de productos. Fue una negligencia, un error importante, pero totalmente involuntario, ya que la persona no prestó atención a su trabajo”.
El proceso
Por otra parte, el ingeniero Ricardo Rosales repasó el proceso en el que se involucra la utilización de este tipo de producto químico e indicó que “luego de la captación, se hace lo que es el proceso de coagulación y floculación, que es donde se incorpora el policloruro de aluminio”.De esta manera, explicó que “fue en esta instancia donde ocurrió la negligencia por parte del operario. Ocurrió a las 21:00 y a las 22:00 entraba la próxima guardia, quienes notaron enseguida el suceso ocurrido, hicieron las maniobras de contención necesarias y, posterior a eso, hicieron el aviso correspondiente”.
Asimismo, destacó que “la mayoría del pack -de policloruro de aluminio- que se derramó, estamos hablando de alrededor de 9 toneladas, fue derecho al drenaje”, por lo que “fue poca la cantidad que entró al agua”.
Según sus palabras, haber comunicado anteriormente lo ocurrido “habría puesto en vigilia a toda la población, cuando el hecho no iba a pasar a mayores”, ya que “desde el área de laboratorios nosotros estábamos continuamente monitoreando y a vigilia de los reclamos que podrían llegar desde la sociedad”.
Finalmente, remarcó que “efectivamente, esta astringencia, esta grasitud que se vio en el agua, era producto de esto”, pero “los análisis arrojaron que los mismos ya se encontraban en óptimas condiciones según el código alimentario argentino”.