Con la ayuda de voluntarios de diferentes países, Emiliano trabaja en un barrio llamado La Pradera, en la ciudad de Barranquilla, donde en una manzana hay más de 200 niños que reciben charlas sobre cuidados del medio ambiente y educación sexual integral, entre otros temas. También participan de juegos, cantan, bailan y muchas actividades más.
El principal objetivo de la fundación es que los niños conozcan otras posibilidades, que tengan sueños y proyectos, evitar que se involucren en ambientes que no son favorables para su futuro.

Aprovechando el viaje, tuvo la oportunidad de estar presente como fotógrafo en el Carnaval de la ciudad colombiana, destacando que es el 2° más importante después de Río de Janeiro.
Emiliano dijo realizó “este viaje porque necesitaba acomodar las ideas en mi cabeza” y comentó que “a veces, necesitamos salir de nuestra zona de confort para que podamos ver más allá y creo que esta es la mejor opción: viajar y aportar un granito de arena al mundo”.