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A través de su cuenta de Facebook, el reconocido cantante concordiense que se ha ganado el cariño de su público escribió una larga recordatoria para Silvia Portnoy que “era mi compañera de colegio y una mañana como hoy estaba en Amia haciendo un trámite tonto. A esta hora explotaba por los aires un coche bomba y se llevaba un montón de vidas inocentes, como la de Silvia”, expuso para comenzar.

“Silvia Inés Portnoy era mimosa, y a veces hasta se ponía caprichosa de tan mimosa. Tenía ganas de irse a Israel y ya tenía fecha para viajar el 8 de setiembre. A los 16 años su madre no la dejó viajar en el plan TAPUZ porque se había llevado muchas materias, pero cuando se propuso terminar con todos sus compañeros, dio todas las materias bien. Cuando se empeñaba en algo lo lograba.

Tenía muchos amigos; todo lo que tenía lo compartía, no era egoísta, quería vernos bien a nosotros. Fue a Buenos Aires a estudiar una carrera universitaria pero hizo un curso de cosmetología; estudiaba y trabajaba. Cuando se vino para acá, para Concordia, trabajó de cosmetóloga, armó su gabinete en el garaje; era muy buena profesional, después quiso volver a Buenos Aires, le encantaba.

Esa semana ella viajó a Buenos Aires para conseguir un trabajo y quedarse allá, o para conseguir una beca y viajar a Israel. Tenía ganas de un cambio, quería conocer gente nueva, cambiar, quería algo diferente.

Era la mayor, se llevaba un año con su hermana, parecían mellizas; les festejábamos los cumpleaños juntas porque eran del mismo mes. Tengo una amiga en Buenos Aires y Silvia le confiaba muchas cosas a ella; durante los dos años que estuvo estudiando, como no me tenía cerca iba a la casa de mi amiga: había encontrado una madre sustituta.

Le gustaba estar arreglada, era muy coqueta. La mañana del 18 estaba en la casa de una tía y como se iba temprano a trabajar, tomó el bolso y se fue a lo de otra tía. Esa tarde viajaba de regreso a Concordia. Mi cuñado estaba desayunando, y le dijo: “Qué apuro tenés, esperá, desayuná”, pero ella se fue, y llegó a la AMIA, a la Bolsa de Trabajo, en el momento justo. Estaba apurada por conseguir trabajo para juntar dinero para llevar a Israel; no quería depender tanto de los padres.

Después de los problemas económicos que tuvimos, a ella le costó mucho afrontarlos; antes trabajaba para sus gastos nomás, y ahora tenía que trabajar para mantenerlos”, concluyó Coti su recordatorio.