El último ajuste había sido en marzo, cuando la Nafta Súper y el Gasoil Grado 2 subieron un 9,5% promedio y los de mayor calidad un 11,5%.
Según explican en el sector de los combustibles a Clarín, la nueva suba está justificada por la disparada de las distintas variables que inciden en el precio de venta al público, especialmente la cotización internacional del petróleo, que cotiza $113 USD el barril del Brent. También el desfasaje entre ingresos y costos por la inflación, que metieron mayor presión.
Además se suman los niveles de demanda superiores a la prepandemia, que obligaron a los petroleros a importar combustible para complementar la oferta local. Se estima que el 20 por ciento del combustible que se vende al público es importado.
Otro factor que golpeó al sector fue la guerra entre Rusia y Ucrania, que disparó a nivel global el precio del petróleo y la energía.
Con esta suba, los combustibles suman un aumento de poco más del 30 por ciento en lo que va del año, un poco por encima de la inflación, que en el IPC que calcula el INDEC se ubica en un 22 por ciento.
Sin embargo, los estacioneros alertan que el precio se encuentra todavía por debajo del punto de equilibrio óptimo que necesitan para operar. Es que en 2021, por el congelamiento de precios que aplicó el gobierno, las naftas quedaron casi 20 puntos por debajo de la inflación. El IPC fue del 50,9, mientras que los combustibles aumentaron 30%
Esta evolución de los precios relativos ha provocado un peor desempeño de la facturación total de las Estaciones de Servicio del país, donde muchas de ellas se encuentran por debajo del punto de equilibrio de ventas.
Según un informe elaborado por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA), que nuclean a los estacioneros de todo el país, en marzo de este año, el volumen total de venta estuvo un 7,7 por ciento debajo de los volúmenes de venta registrados en el mismo período de 2018.
Esto representa una caída acumulada de ventas por casi 8.2 millones de m3 de combustibles líquidos. "Son casi cinco meses de facturación que se perdieron en unos años", explicaron desde CECHA.
"Desde hace cuatro años estamos operando en modo supervivencia. Primero fue la recesión, luego la pandemia y ahora un contexto económico de incertidumbre, marcado por nuevos picos de inflación, el atraso en los precios, la escasez de combustibles", advirtió Gabriel Bornoroni, presidente de CECHA.
Cabe destacar que, hasta el momento, YPF no se sumó al aumento establecido desde este domingo en todo el país.