En la mediterránea Córdoba, el propio Cuello contó que fue lustrabotas desde muy chico, pero por su gusto por el folclore -allá por 1951- llegó al circo criollo de los Hermanos Videla, donde “aprendí malambo con boleadoras, facones y ahí empecé", señaló hace ocho años en un homenaje hecho en un canal de Paraná.
Luego de eso comenzó a ensayar trapecio, equilibrio y acrobacia. Es así que "el payaso nació en Jardín América (Misiones), rememorando que “en esa época la gente iba más al circo por el teatro. Como veía que se empezaban a aburrir, decidí hacer algo que los hiciera reír y ahí pensé en vestirme de payaso y ahí me di cuenta que era lo mío", rememoró.
El personaje tenía que tener un nombre aunque ninguno de los que le proponían le gustaba, hasta que su hermana le dijo "que papa frita que sos!" y de esta manera fue bautizado. Si bien reconoció que "le costó" adoptar el personaje, aunque "a medida que vas surgiendo, te vas haciendo artista, te vas haciendo payaso; la vida te enseña". En aquel reportaje, realizado en el año 2015, reseñó que Papa Frita "ha cambiado muchísimo" a lo largo del tiempo, ya que "primero fui el que me subía al trapecio, que hacía los malabares, pero dándole un toque de gracia. Estaba el trapecista, el malabarista, pero yo iba por detrás, haciendo lo mismo, pero cayéndome y provocando risas".
En su carrera fue productor artístico, funcionario del área de Cultura de la Municipalidad de Concordia y hasta tuvo una reciente proyección nacional cuando con sus perritos adiestrados fue finalista de los “30 segundos de fama” de Show Match, programa conducido por Marcelo Tinelli.
Hasta los últimos días de su vida, Nildo Domingo Cuello admitía que sería imposible despojarse del personaje, "está ya penetrado en mí", tanto como el circo, al punto que su familia entera es circense. "Mis hijos nacieron todos en el circo", decía con orgullo.
Hacía una semana que había fallecido su esposa, y sus familiares señalaron que esa noticia, junto a una dura enfermedad por la que estaba internado, terminaron por llevarse al eterno Papa Frita.