El ofidio salió del agua y quedó en la costa, cerca de las sombrillas hasta que un guardavidas la retiró del lugar.
Afortunadamente no la dañaron y la devolvieron al hábitat natural ya que se trata de una curuyú o anaconda amarilla, una especie que está en extinción en la región.
“Es una especie inofensiva”, ilustró el biólogo Alfredo Berduc. “Su nombre científico es Eunectes Notaeus, se la llama también anaconda amarilla, es una boa constrictora que en ese tamaño no representa peligro alguno. Si se la hostiga puede morder pero no tiene veneno y no es peligrosa para los seres humanos”, amplió.
Por otra parte recalcó que se trata de una especie en peligro de extinción y es rara su presencia en la zona. “Llega desde el norte donde las temperaturas le dan chances de reproducirse. Puede haber llegado en un camalote, ahora que el río está creciendo un poco”, apuntó.