El Banco vende las instalaciones a David O’Connor, apoderado de su hermano Juan, quien sería el nuevo dueño de la finca y su saladero.
En 1884 una firma radicada en Francia presenta un proyecto para instalar una fábrica de conservas y se hace cargo de la propiedad y de la explotación del saladero y de la fábrica de velas y jabones que también se elaboraban en el lugar.
Así nace la fábrica de conservas con el nombre de Uruguay, pero lamentablemente tampoco tienen suerte en consolidarse como empresa y desde el arranque deben afrontar problemas que le impiden el normal funcionamiento.
Según la documentación obrante, este se debió a conflictos de diversa índole, entre otros con los trabajadores. Por lo que los propietarios -radicados en Francia- envían a Roberto Coulon en carácter de administrador para encauzarlos pero tampoco lo logra.
Aquí es cuando entra en escena Carlos Eduardo De Machy. En enero de 1889 se concreta la venta mediante la suscripción de una hipoteca a favor Juan O’Connor, gravada hasta el pago total de la propiedad. Eduardo De Machy, banquero francés se traslada a Concordia y hace construir el histórico castillo y una nueva fábrica denominada "San Carlos”.