Sin embargo, crecer no es sinónimo de desarrollo. Es nuestro deber, trabajar conjuntamente todos los actores para definir qué tipo de desarrollo queremos para nuestra ciudad y región.
Sabemos que poseemos recursos que otras regiones no tienen: termas, lago, agricultura, un centro industrial comercial de gran porte, ubicación geográfica inmejorable en el epicentro del Mercosur con una conectividad terrestre que, si bien necesita atención urgente, está.
A esto, debemos sumarle el orgullo de nuestra gastronomía, que apoyada en su rica historia ha crecido con el impulso de jóvenes que han regresado luego de afianzar su formación intelectual y profesional para terminar de darle un sello de calidad, que otras ciudades aún no adquieren.
Hablo de la gastronomía, ya que el hotelería llora por la falta de plazas en Concordia, una ciudad que aspira a ser sede de grandes eventos nacionales e internacionales. No pudimos aun recuperarnos de la caída del gigante histórico Hotel Salto Grande, eso queda en el debe.
Por todo esto, insisto que la planificación es la base de todo trabajo serio. Por lo que es necesario reforzar ese concepto en esta oportunidad única para la región.
Dependiendo de esta planificación, podemos estar frente a un cambio coyuntural (y cultural) que traiga inversiones y trabajo sustentable (de calidad) y cambiar la vida no sólo los ciudadanos de Concordia sino de ciudades vecinas.
Es deber de los dirigentes y de los funcionarios de gobierno, si es que queremos esa Concordia pujante, trabajar en sintonía para entusiasmar al ciudadano para que entienda porque pensamos que estamos frente a esta oportunidad histórica.
Para ser una ciudad con turismo, primero debemos creernos que lo somos.
La llegada del aeropuerto internacional puede cambiar la historia de Concordia en magnitudes como las que la cambio la llegada de Salto Grande.
La pregunta que debemos hacernos y respondernos con responsabilidad es:
¿Estamos preparados para desarrollarnos estando a la altura de este acontecimiento?
No sería dirigente si no fuese optimista. A pesar que llevo muchos años teniendo un “deja vu” de acciones, que se repiten más allá de los nombres.
Debemos dejar de lado las mezquindades, las pequeñas divisiones y encolumnarnos todos, codo a codo, para alcanzar una región de oportunidades para todos, como ese sueño que tuvieron todos aquellos que nos precedieron y nos marcaron el camino hacia esa Concordia y región que merecemos.
A no dejarla pasar…
Leandro Lapiduz
Coordinador FEHGRA – NEA LITORAL