“I can’t breathe” (no puedo respirar) decía con el hilo de voz que le quedaba George Floyd, ciudadano afrodescendiente al policía Derek Chauvin mientras éste lo ahogaba con brutal fuerza con su rodilla presionándolo sobre el cuello. Fueron siete minutos de asfixia que llevaron a la muerte a Floyd, registrados oportunamente por la cámara del teléfono celular de Darnella Frazier, una joven que pasaba por el lugar y no dudó en registrar la escena. El crimen sucedió el pasado 15 de mayo, feriado por el Día de los caídos, en Minneapolis, cuando la policía acudió a un restaurante donde Floyd intentó pagar con un billete falso de 20 dólares. El informe presentado por Chauvin y tres policías más hablaba de resistencia a bajar del auto por parte de Floyd bajo los efectos de alguna droga, desmentidos luego por la aparición de otro video donde se aprecia cómo la víctima cae al suelo ya esposado y es retenido por la rodilla del uniformado, que nada tiene que ver con las técnicas de detención del entrenamiento policial. Si bien fue trasladado luego en una ambulancia hacia un hospital y declarado muerto a las 21:15 horas, en la filmación de Frazier se puede apreciar con horror cómo Floyd yace inconsciente luego de unos minutos de asfixia por parte de Chauvin.
La comunidad afroamericana no tardó en reaccionar ante un nuevo asesinato de una persona de raza negra, uno más entre muchísimos que se van acrecentados conforme pasa el tiempo y no tienen visos de mejorar. Bajo el lema de #JusticeForFLoyd miles de personas se han volcado a las calles en todos los Estados Unidos para protestar contra una nueva muestra de racismo policial que se cobra una vida más. Y como no podía ser de otra forma, el mundo del deporte, tantas veces vilipendiado por la indiferencia hacia causas como éstas, se paró en los primeros planos, ayudados por la gran llegada que tiene su mensaje en todo el mundo. Desde LeBron James y Kareem Abdul Jabbar (glorias actuales y pasadas de la NBA) hasta el basquetbolista de Instituto de Córdoba, Sam Clancy Jr. o en el fútbol de la Bundesliga alemana.
Justamente este domingo, en el reanudado fútbol alemán, en la goleada 4-1 del Borussia Möenchengladbach sobre el Union Berlín, el futbolista ítalo francés Marcus Thuram, festejó uno de sus dos goles hincando su rodilla en el suelo. La imagen fue viralizada en segundos y la propia cuenta oficial de Twitter del club la publicó con el título de “No necesita explicación.” El gesto del futbolista se entiende también ya que su padre Lilian, campeón con Francia del Mundial 98, es el creador de la fundación “Educar contra el racismo” y expone que en casos como un asesinato racial no existe la neutralidad. En una entrevista, Lilian supo decir que “la neutralidad sobre estas cuestiones no existe. En el momento en que eres neutral ante el racismo, el sexismo o la homofobia, quiere decir que lo respaldas. Respaldas las injusticias. Yo invito a los jugadores, aunque no solo a ellos, a salir de esa neutralidad…”
La rodilla en tierra de su hijo deja a las claras que el mensaje fue asimilado. Pero también sirve para recordar a otro deportista que supo hincar su rodilla en el suelo para protestar por la opresión hacia la raza negra. En el año 2016 el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick se mantuvo sentado durante la ejecución del himno estadounidense. “No me voy a parar para mostrarle respeto a una bandera en un país que oprime a la gente negra y a la gente de color.”
Al partido siguiente, junto a su compañero de equipo Eric Reid, hincó su rodilla izquierda en el suelo a la hora del himno y creó un nuevo símbolo de protesta en el mundo del deporte, similar al famoso puño en alto del Black Power en el podio de los Juegos Olímpicos de 1968 inmortalizado por Tommie Smith y John Carlos. El gesto le terminó costando a Kaepernick su salida de la NFL aunque lo transformó en un nuevo emblema contra el poder que maneja los hilos del deporte, siempre tan alejado de las demandas sociales sobre injusticias y abusos del que, casualmente, ese mismo poder suele formar parte.
El gesto de la rodilla en suelo fue el que utilizó LeBron James en su cuenta de Instagram donde colocó la foto de Chauvin ahogando a Floyd y al lado la de Kaepernick con la frase “This… is why” (Este es el por qué)” Y agregó el comentario “Do you understand NOW??!! Ori s it still blurred to you?? (¿Lo entendés ahora? ¿O todavía está borroso para vos?). LeBron, cuya cuenta tiene 65 millones de seguidores a lo largo del mundo, fue desde siempre un activista en contra de todo tipo de abusos cometidos hacia la comunidad afroamericana. Cuando en 2017 el presidente Donald Trump retiró la invitación a los campeones de la NBA a la Casa Blanca, King James se despachó con un contundente “Ir a la Casa Blanca era un honor hasta que apareciste.” Desde la poderosa cadena de TV Fox, la periodista Laura Ingraham ensayó una lamentable editorial contra LeBron y Kevin Durant (otra estrella NBA) por sus comentarios sobre el racismo de Trump: “Guárdense sus comentarios, cállense y driblen.” La respuesta de James no se hizo esperar: “Su reacción me hizo saber que todo lo que yo dije es correcto. Pero no nos vamos a callar y driblar. Definitivamente no, significo mucho para la sociedad y los jóvenes.”
El mundo de la NBA, sabedor del poder que conlleva ser un actor activo de ese deporte, usó esa herramienta para expresarse en contra del asesinato de Floyd. El ex Chicago Bulls y actual entrenador de los Warriors, Steve Kerr, publicó en su cuenta de Twitter: “Esto es un asesinato. Asqueroso. En serio, ¿qué demonios pasa con nosotros?” y el también jugador de los Warriors, Stephen Curry escribía: “George (Floyd) suplicó ayuda y fue directamente ignorado, lo que habla alto y claro de que su vida negra no importaba. George fue asesinado. George no era humano para ese policía que lenta y deliberadamente le quitó la vida.”
No es la primera vez que esto sucede en el mundillo del mejor basquetbol del mundo. Cuando en el año 2017 el ciudadano afroamericano Eric Garner fue asesinado por la policía de Nueva York, varias estrellas de la NBA salieron a jugar sus partidos con una remera negra con la leyenda “I can’t breathe.” Al igual que Floyd, Garner fue muerto por la compresión en el cuello y en el pecho por parte del policía Daniel Pantaleo y esas fueron sus últimas palabras. Pantaleo siguió trabajando cinco años más en la fuerza pero luego fue despedido aunque no pasó ni un día en cárcel y su denuncia de asesinato fue desestimada por la justicia. Eso generó masivas protestas en todo el país, incluyendo el asesinato de dos policías neoyorquinos, y llevó a que jugadores de la talla del propio LeBron James, Derrick Rose, Kyrie Irving y el fallecido Kobe Bryant saltaran a la cancha con la remera negra para hacer saber su disconformidad ante la injusticia.
El mítico Kareem Abdul-Jabbar, máximo anotador en la historia de la NBA y poseedor de seis anillos de campeón, publicó este domingo una durísima columna en el diario Los Ángeles Times donde denunció que el “racismo institucional” presente en la sociedad es más mortal que el COVID-19. “Tal vez la principal preocupación de la comunidad negra en este momento no sea si los manifestantes están parados a tres o seis pies de distancia o si algunas almas desesperadas roban algunas camisetas o incluso incendian una comisaría, sino si sus hijos, maridos y mujeres, hermanos y padres serán asesinados por policías solo por salir a caminar o conducir. O si ser negro significa refugiarse en casa por el resto de sus vidas porque el virus del racismo que infecta al país es más mortal que la COVID-19. Si eres blanco, probablemente murmuraste un horrorizado ‘oh, Dios mío’, mientras sacudías la cabeza ante la cruel injusticia. Si eres negro, probablemente te levantaste de un salto, maldiciendo y gritando ‘¡otra vez!”
Entre tantas protestas a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos se lo pudo ver al basquetbolista Sam Clancy Jr., actual jugador de Instituto de Córdoba en la Liga Nacional de Básquet, en una manifestación en Los Ángeles, donde fue autorizado a viajar antes de la cuarentena por su club junto a su mujer y su hija. De largo recorrido por diversos equipos en la Argentina, Clancy salió a las calles para reclamar justicia por el asesinato de Floyd y lo dejó plasmado en su recién estrenada cuenta de Instagram donde publicó: “Es triste que esta sea mi primera publicación de IG. Es hora de poner fin a la brutalidad policial. Mi más sentido pésame a todas las victimas y familias afectadas.” Y agregó: “Es tiempo de cambiar.”
Luego del asesinato de Floyd, en distintos puntos del país se han generado conflictos entre los manifestantes y la policía. En Minneapolis, el alcalde Jacob Frey expresó que “Ser negro en Estados Unidos no puede ser una sentencia de muerte” y a pesar del accionar policial en contra de las manifestaciones que ya llevan varios días y que han contado con la quema de un recinto policial, el estado de situación se ve agravado por las desafortunadas declaraciones del presidente Trump. En varios tweets, se refirió a Frey como un dirigente falto de carácter y amenazó con un lamentable: “O bien, el muy débil alcalde de izquierda radical, Jacob Frey, actúa y pone la ciudad bajo control, o enviaré a la Guardia Nacional y haré el trabajo bien.” Y cerró con otro deplorable comentario como: “Ante cualquier dificultad, asumiremos el control. Cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos.”
En un país con más de cien mil muertos por el COVID-19 y con millones de nuevos pobres, en su gran mayoría de raza negra y asesinada diariamente por la brutalidad policial, la administración Trump rechaza todo tipo de reclamos y desatiende los ruegos de gran parte de su población que no necesita únicamente de mantener abierta su economía para vivir, solo necesita respirar para seguir viviendo. Como dijo Kareem Abdul-Jabbar “Lo que deberías ver cuando ves a los manifestantes negros en la era de Trump y el coronavirus es gente empujada al límite, no porque quieran bares y salones de uñas abiertos, sino porque quieren vivir. Para respirar”.