Cuando la Iglesia de Paraná se enteró de lo ocurrido
con Ilarraz no lo denunció, sino que lo mandó
al Vaticano.


Al momento de la denuncia pública, Ilarraz era párroco en Monteros, Tucumán. Actualmente está suspendido. Cuando el caso tomó estado público, en 2012, uno de los primeros en condenar los hechos fue el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco.

A Ilarraz se lo acusa de haber abusado de decenas de menores seminaristas que vivían internos en el Preseminario de Paraná, donde él ocupaba el cargo de prefecto y preceptor de los chicos que cursaban estudios secundarios con miras a continuar la carrera sacerdotal.

"H" es uno de los ex seminaristas que denunciaron a Ilarraz. Luego de una tormentosa situación se animó a contarles a los superiores que había sido víctima del cura. Tenía 16 años por entonces. No era el único que hablaría: otros pasaron por el mismo calvario, sufrieron la humillación en silencio y luego, llenos de miedo y vergüenza, contaron lo que ocurría durante las noches en el Preseminario Arquidiocesano.

El testimonio de "H" y el de otros ex seminaristas motivaron el inicio de un juicio diocesano en el que los menores se convirtieron en testigos de cargo sin ningún representante de su lado ni la posibilidad de hablar de los hechos con sus familiares, porque les hicieron jurar que guardarían silencio.

El juicio se mantuvo guardado bajo siete llaves en la órbita del Arzobispado de Paraná. Quedó en la nada y el cura Ilarraz fue enviado al Vaticano a cursar una Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Urbaniana. Con el título bajo el brazo, el sacerdote regresó para hacerse cargo de una parroquia tucumana.

 

Impulso de la causa

 

Las víctimas vieron cómo el tiempo transcurrió sin el menor esbozo de justicia. Igualmente siguieron adelante para ser escuchados.

"He venido luchando desde hace años para que se haga justicia. Y no me fui de la Iglesia: planteé a las autoridades lo que pasaba, lo que nos hacía el padre Ilarraz. Nos decían que rezáramos, que la oración iba a curar todo, que todo está en manos de Dios. Yo rezaba y la oración me ayudó, pero igualmente sostengo que debe haber justicia. Las autoridades no me sabían explicar por qué no había justicia; por qué Ilarraz se iba a estudiar al Vaticano como si nada", dijo "H" a LA NACION.

El procurador general de Entre Ríos, Jorge Amílcar García, inició una causa judicial en 2012, cuando la revista Análisis, de Paraná, reveló la historia del violador serial. La carátula de la causa es "Ilarraz, Justo José s/Promoción de la corrupción agravada", y en ella confluyen ya los primeros testimonios de víctimas que comprometen el cura.

La nota en la revista, del periodista Daniel Enz, se publicó el 13 de septiembre de 2012. Esa misma mañana, el Arzobispado de Paraná, por mandato del obispo Juan Alberto Puiggari, emitió un comunicado donde se admitió la existencia de los hechos y se señalaba: "Las últimas noticias periodísticas reavivan nuestra profunda vergüenza e inmenso dolor por faltas gravísimas cometidas por uno de quienes deben servir a la vida moral del pueblo con su ejemplo y enseñanza. Esto nos interpela para que nuestro compromiso con la verdad y el bien sea cada vez más auténtico y eficaz".

Pero los sucesivos planteos de la defensa de Ilarraz, que piden que se declare prescripta la causa, no hicieron más que retrasar la posibilidad de llevar el caso a juicio.

 

Resolución

 

La Cámara de Casación Penal, conformada por los jueces Rubén Chaia, Elisa Zilli y Elvio Garzón, deberá resolver ahora si queda firme el rechazo a la prescripción, que ya fue declarado en instancias anteriores. La Cámara de Apelaciones se mostró a favor de la imprescriptibilidad de los delitos investigados. "Debe dejarse sentado que resultaría un argumento irracional poner en cabeza de los menores de edad la responsabilidad de no realizar la denuncia correspondiente por los delitos de los que, hoy adultos, se dicen víctimas", dijeron las camaristas que revisaron el caso.

En la causa por los abusos ya declararon siete ex seminaristas víctimas de las violaciones. Uno de los abogados querellantes, Marcelo Baridón, dijo que hay unas cuarenta víctimas que estarían dispuestas a declarar si saben que el caso no caerá en la impunidad amparada en un planteo de prescripción.

En las últimas horas, las víctimas que ya declararon difundieron un documento en el que solicitan que la Justicia no abandone el caso. "Renovamos nuestro pedido. Muchos son los afectados que en el silencio de sus reclamos, sean miedos propios, miedos a semejantes, quieren y hacen fuerza para desenmascarar a esta criatura humana, corrompedora de almas de gente humilde, creyente, trabajadora, que pone la mano en el arado y no mira hacia atrás, lamentando el surco abierto y sembrando la semilla de la esperanza de una cosecha renovada, limpia y sin cizañas", dice la carta.

Las violaciones habrían sido cometidas por Ilarraz entre 1984 y 1992, con víctimas de entre 12 y 16 años. "Ilarraz era nuestro confesor, profesor, prefecto, director espiritual durante el día; por la noche, era nuestro abusador. Además tenía mucho poder, al punto de manejar buena parte de la economía del Seminario", dijo "H”.

En abril pasado, el papa Francisco dijo en el Vaticano: "Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que [hicieron]algunos sacerdotes, A hacerme cargo de pedir perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños".

"A mí me da un respiro y esperanza lo que dice el Papa. Va avanzando en pequeños pero contundentes pasos. Pero ahora el asunto está en manos de los jueces", concluyó "H".

Por Jorge Riani

Publicado en Diario La Nación