Además con la voz quebrada en varios momentos al indicar que al momento de su detención tomó dimensión de los cargos que se le imputaban, y que “desconocía que estaba cometiendo un delito porque nunca se nos informó. Nosotros antes de todo somos policías. Estamos para combatir el delito”.

En ese contexto los abogados defensores esperaron que concluya la declaración para plantear el pedido de excarcelamiento para los 17 imputados que tienen prisión domiciliara, argumentando que el presunto entorpecimiento en la causa había concluido ya que los mismos se encuentran declarando. Vale precisar que la resolución mese atrás del juez de Garantías Martín Carbonell fue que el encarcalamiento en sus hogares durará hasta que el tribunal dicte una sentencia. Aún así, los jueces Barbagellata, Perroud y Gallo impusieron como próxima fecha el jueves por la tarde y allí se conocerá la determinación al pedido de los defensores.

Biderbós enfatizó que en los dos días que duró el conflicto policial en diciembre de 2013 y las intensas negociaciones para obtener una mejora salarial, “yo me sentí estafado por el gobernador” agregando que a las reuniones de ese lunes “nos llevaron engañados. No sólo nos mintieron a nosotros, sino a toda una ciudadanía si sabían que iba a ser nulo” el acta firmada. Así mismo se preguntó: “porqué perder 48 horas para actuar y firmar un papel que era nulo”.

“Nada quita que esto vuelva a ocurrir. Es importante entender la gravedad institucional, ya que acá hay realidades que no se quieren ver” dijo Biderbós, según pudo dar cuenta Diario Río Uruguay.

Párrafo seguido especificó: “Lo único que me queda claro es que mis jefes eran todos unos cagones. Después de todo este conflicto me senté a buscar la palabra sedición y encontré la toma de la Tablada y esto no se asimila. Esto está lejos”, por lo que acusó que “hay cosas que no cierran y voces que no se quieren escuchar”.

“Me quedó en claro que la cúpula provincial y local fue inoperante para solucionar la situación. Hubo gente que cometió entonces el mismo delito que yo por omisión, por mirar para otro lado, por dejar que estas cosas pasen” insistió el agente, para luego afirmar desconocer “que estaba cometiendo un delito porque nunca se nos informó. Si ese día nos intimaban no quedaba nadie en la Jefatura. Nosotros antes de todo somos policías. Estamos para combatir el delito”.

Las acusaciones también se focalizaron en el sistema judicial, ya que consideró con una voz quebrada que “ningún representante de la justicia vino a intimarnos o avisarnos para que desistiéramos de la actitud”. Fue allí que el imputado fue taxativo diciendo: “Me considero un preso político e ideológico. Cuando el 6 de febrero pensaba estar sentado en paritarias, resulté estar sentado en la Unidad Penal Nº 8 de Federal”.

La audiencia arrancó pasadas las 4:30 de la tarde, donde la fiscal Mariana Elías hizo lectura de la desistencia por la parte acusatoria de contar con el testimonio del gobernador Sergio Urribarri. Fue allí donde la fiscalia solicitó continuar con el proceso penal y el tribunal inició la toma del testimonio aportado por la defensa.

La marcha.

Entre los puntos más sobresalientes del relato de Biderbós estuvieron que reconoció haber participado de la movilización que tuvo lugar el domingo 8, graficando que estuvo al frente de la marcha que dio vuelta manzana la Jefatura en los momentos previos al ingreso.

“Me llamó la atención el gran número de personas porque en las restantes éramos casi siempre los mismos. Estábamos con pancartas, cánticos y bombos. Yo estaba particularmente con un silbato amarillo”, recordó y amplió: “Hasta entonces era un día normal. La gente se acercaba a preguntarnos qué hacíamos o porqué estábamos ahí. Eramos casi unas 500 personas. Eso me generó un impacto y nos dio un poco más de fuerza. Al fin tuvimos un poco de apoyo de nuestros camaradas, pensé”.

En ese contexto recalcó que le llamó la atención observar en plena movilización cómo la sede del Comando Radioeléctrico –sobre calle Hipólito Irigoyen- “estaba a oscuras y no había movimiento de personal, sólo uno o dos patrulleros estacionados en el frente”, mencionó.

Luego la marea de gente siguió camino hacia el frente de la Jefatura con una columna de mujeres a la vanguardia. “Sabíamos que no podíamos hacer reclamos colectivos. La metodología era las mujeres y padres los que entregaban los petitorios apoyándonos”, reveló el uniformado. Así es que los manifestantes se apostaron sobre la Plaza 25 de Mayo, mientras sus familiares llegaban hasta la puerta del edificio policial.

El gas pimienta.

“Ellas avanzaron. Veo a mi madre que estaba en la columna de manifestantes haciendo señas que vayamos, me acerco y veo que (Lucio) Villalba estaba forcejeando con un menor por un redoblante. Hasta ahí era un simple empujón. Después veo que lo toma del cuello y reacciona la madre de este menor. Se genera ahí ese tumulto. Yo quedo bien en frente al jefe de Logística –Ariel Silva- tratando de parar la situación. Es ahí donde Silva no tiene mejor idea de hacer un movimiento brusco, nervioso, asustado y lleva la mano rápidamente hacia la cintura. Fueron decimas de segundo y rocía gas pimienta sobre la multitud”.

“Me encuentro después abrazado a Lucio Villalba sobre el Santo que esta en el hall de entrada. Era ensordecedor el ruido por el tumulto. Se escuchaban insultos de ambos lados”, rememoró, para afirmar que inmediatamente sus compañeros ingresaron a la sede.  “Recuerdo que Villalba me decía que no veía y que lo ayudara. Estaba muy nervioso. Yo no quedé enceguecido pero sí afectado en la visión. Villalba me pedía que le diera agua y nos reprochaba que porqué habíamos hecho eso. Nosotros le decíamos que había sido Silva”.

El agente lo acompañó al Jefe Departamental hasta su despacho para luego escender a la planta baja y encontrarse con “una especie de nube blanca que era gas lacrimógeno. Es así que casi me caigo de la escalera y cuando me sostengo de la baranda toco un polvo blanco que cuando me lo llevo a la cara es cuando veo qué era”. A ello sumó que era insoportable mantenerse y estar en ese espacio reducido de la Jefatura. “Había mucha gente que tocía y muchos funcionarios exaltados. Salían y resaltaban que Lucio Villalba había agredido a la familia”. 

La negociación.

En su alocución el acusado reiteró que participó de las reuniones con funcionarios del poder ejecutivo únicamente en la noche del lunes 9. “Llegamos a la CAFESG, ingresamos y vimos que había mucha custodia. Estaba la gente de la UOCRA custodiando la casa del gobernador y la CAFESG. Vimos a los jefes policiales”, evocó el declarante, para luego afirmar que Urribarri los escuchó y que el principal punto de conflicto con el titular del Ejecutivo “era que el aumento sea en blanco, no en negro. Creo que no era mucha ciencia. Era cuestión de decisión, voluntad y capacidad para solucionar este conflicto”, consideró. 

Así mismo Biderbós expuso: “No lo ví nervioso o tenso al gobernador. Muy tranquilo. Muy canchero. Como que la tenía clara. Golpeo la mesa en varias oportunidades, como una especie de caudillo. Nos dijo que no tenía que firmarnos nada para cumplirnos. Después seguimos discutiendo. La manifestación a nosotros nos exigía que volviéramos con un escrito. Se había roto la palabra. No queríamos volver sin nada. Sabíamos que no podía seguir así esta situación”. 

“El gobernador escuchó lo que nosotros pedíamos y para ese momento ya era de público conocimiento lo que estaba sucediendo en Concordia”, entendió.

“Hoy viendo los videos creo que esto fue descabellado. Esos $10.000 de básico eran una locura”, dijo a punto de las lágrimas el uniformado, detallando que durante esos días había personal policial que reclamaba “por borceguís y otra que venía por el sueldo. Había gente que decía que no sabía a qué había ido.

Sobre el final se negó a contestar a las preguntas del fiscal, asiendo uso de su derecho.