Del lugar sustrajeron setenta ladrillos huecos de 12 centímetros y se dieron a la fuga, por lo que de inmediato el propietario del lugar notificó a las autoridades policiales.
A partir de allí comenzó una investigación mediante la cual se logró dar con el paradero de lo denunciado que se encontraba en poder de un vecino.
Este último manifestó haberlos adquirido mediante una compra de buena fe e identificó a su vendedor, quien sería el autor del hecho.
En tanto que los ladrillos fueron secuestrados y puesto a disposición de la Unidad Fiscal de Federación.