Se supo que el malviviente se lastimó con los vidrios al ingresar, dejando huellas y sangre, la que por su abundancia marcó el camino a la policía para terminar dando con la caja registradora, que fue arrojada en las inmediaciones de las calles 25 de Mayo y Cuneo, aunque ya sin el dinero.
Los funcionarios de la División Investigaciones tendrían orientadas las pesquisas para dar con el autor del ilícito.