“En serio me resulta increíble lo que hicieron. Que vayan a filmar a Concordia, donde todo empezó para mí, que vayan a ver amigos en mi club y que muestren un poco Concordia es algo lindo para la ciudad y para su gente, pero para mí es un orgullo que conozcan de donde vengo. Es algo increíble y todo el que es de Concordia está orgulloso de nuestra ciudad”, valoró quien no siempre jugó de marcador central. Es que el priorizar al equipo siempre lo tuvo alerta por si había que ocupar otros puestos.
-¿Cómo fue esa etapa en la que tuviste que ocupar el arco y cómo te decantaste para ser jugador de campo y marcador central específicamente?
-La verdad es que pasé por todas las posiciones si me lo preguntás, pasé por todos los puestos ¿y cómo llegué a ser arquero? Me acuerdo que fuimos a un torneo provincial con Salto Grande y no sé qué había pasado con el arquero y dije “bueno, voy al arco”. Me fue muy bien, habíamos ido a tanda de penales donde había atajado varios, salimos campeones y el técnico me dijo “bueno, vas a ser arquero”, y yo dije “sí, puedo atajar el primer tiempo y después quiero jugar”. Era como que quería hacer las dos cosas, entonces llegó un momento en que ya no me sentía muy cómodo con eso, y fui y le dije al técnico que la verdad era que no quería estar más en el arco y quería empezar a jugar. Y ahí empecé a jugar de lateral por izquierda y después de central, mi actual posición. Si bien sus condiciones futbolísticas no sobresalían del resto de los chicos de su edad, cuentan en Concordia que fueron su humildad, sencillez y determinación las virtudes que lo llevaron al lugar que hoy ocupa. Supo sobreponerse, por ejemplo, a que lo rechazara Fernando Batista en una prueba realizada en Argentinos Juniors. Y Bocha, unos años más tarde, sería su entrenador en la Selección Argentina Sub 23… “Quedó el reírnos de esa anécdota. Bocha me suele decir “cómo no te fiché…” y yo le respondo “bueno, te lo perdiste…”. Son las bromas que tenemos entre nosotros con el Bocha, con quien siempre tuve una muy buena relación y de hecho tengo contacto permanente. Simplemente bromeamos acerca de lo que pasó”, recuerda Marcos con una sonrisa.
Tus formadores en San Lorenzo, entre ellos Fernando Kuyumchoglu, valoran tus condiciones y que por ellas te aferraste a la titularidad hasta que fuiste transferido, ¿pero qué cuestiones de tu juego tuviste que trabajar para lograr adaptarte al fútbol europeo y salvar las distancias de nivel que hay con el fútbol argentino?
-La diferencia es que el fútbol argentino es muy físico y mucho más permisivo. Acá en Países Bajos un empujón es foul. De todos modos, yo soy un defensor bastante limpio en la marca y no suelo recibir muchas tarjetas amarillas. Creo que el ritmo de juego es distinto, la pelota viaja distinta y las canchas también permiten que el juego sea más dinámico. En esos aspectos noté la diferencia y también en que es un fútbol más táctico y ordenado que el argentino, aunque también tiene partidos de ida y vuelta, palo y palo donde podés perder o ganar porque vas a todo o nada. Creo que la calidad de los controles que hacen los jugadores también es distinta y en eso ayuda mucho el buen estado de las canchas. -En ese sentido, ¿ese pudo haber sido el impedimento de Lucas Pratto para adaptarse, siendo un jugador que llegaba con recorrido y muchos títulos?
-La verdad que cuando llegó Lucas tuvo partidos muy buenos. Obviamente el delantero vive del gol y en los primeros partidos tuvo varias chances ahí abajo del arco en que las pelotas quedaron incomodas, o pegaron en el palo o pasaron cerca. Le pasó un poco más eso que el tema de la adaptación, porque adaptarse al grupo y al estilo de juego lo hizo muy bien, pero bueno, por ahí le faltó después tener la continuidad.
Para su propia adaptación, cuenta que puso mucho de sí. Estudió inglés contrarreloj, ya entiende bastante el neerlandés y además rompió el mito de que los locales son fríos, ya que suele agasajarlos con sus asados y en ese ida y vuelta también lo suelen invitar a comer a sus casas. Así, involucrándose al cien por ciento con su nuevo entorno, es como pasó de novato a referente en tiempo récord, con 81 partidos, cinco goles y seis asistencias, y ya oyó todo tipo de rumores acerca de su futuro.
-Te han sondeado de varios equipos grandes de Europa ¿cómo bajás la ansiedad en una carrera que va muy bien hasta el momento y es todo crecimiento?
-No te voy a mentir que a veces cuesta un poco, pero trato de mantenerme lo más al margen posible de toda esa situación. Obviamente con la rapidez de las redes sociales te llegan mensajes de tus amigos preguntándote “che, mirá esto, qué onda, contame” y yo la verdad que no tengo nada, simplemente el rumor. Y entonces entrás a veces en ese juego con tus amigos y no te das cuenta, pero al final sigue siendo lo mismo. Voy a entrenarme con Feyenoord y mi mente está en ganar el partido del domingo y el partido del jueves. Jugás cada tres o cuatro días y no tenés tiempo para pensar en otra cosa. Y cuando trato de desconectarme intento pensar en otra cosa y que el fútbol no aparezca alrededor mío para distraerme al cien por ciento.
Entonces es día por día, intentando no saltearse pasos…
-Sí, estoy en un club que me abrió las puertas y fue muy importante para mí. Creo que me hice importante en un club grande y las cosas van a llegar cuando tengan que llegar. Eso es lo que tengo en la cabeza ya que siempre mi idea fue venir a un club donde pudiera jugar y tener la chance de seguir creciendo. Y creo que lo estoy haciendo de esa manera. Después, si una chance de transferencia llega, espero que sea beneficioso para mí y para el club.
Se muestra centrado, profesional y ambicioso. Si bien su presente es la Eredivisie, su deseo es seguir creciendo, subiendo, ir más allá de su techo, pero para trazarse metas o motivarse no recurre a ningún poster. Para eso tiene el fútbol, el deporte que prevaleció por sobre el rugby, el tenis, básquetbol y natación que practicó paralelamente durante su infancia en el Club Salto Grande. “La verdad que me gusta ver mucho fútbol, entonces no te podría decir que tengo un referente especifico. Me gusta ver los partidos, los centrales de cualquier equipo y obviamente siempre se habla de que los mejores centrales son Virgil Van Dijk, Sergio Ramos. Obvio que es atractivo verlos y cómo juegan, pero trato de ver todos los partidos posibles, ver errores, jugadas, movimientos tácticos que yo sé que me van a pasar dentro de la cancha”, explica.
Por sus condiciones, que ya son notorias, Senesi figura desde hace un tiempo en el radar de la Selección Argentina, que parece haber encontrado una buena dupla central en Cristian Romero y Nicolás Otamendi. De hecho ya hubo contactos desde Ezeiza para avisarle que está cada vez más cerca su chance de mostrarse en el equipo cuyo capitán es un tal Lionel Messi.
-Has tenido sondeos desde la Selección, algún llamado de Walter Samuel y que Scaloni reconoció públicamente que te siguen ¿ahí si tenés cierta ansiedad sabiendo que cada vez falta menos para el Mundial?
-Sí, obvio que cada vez que llegan las fechas de eliminatorias tengo la ilusión de estar ahí. Sé que la oportunidad va a llegar y cuando llegue voy a aprovecharla al máximo y me tengo confianza en eso. La decisión no es mía, pero si llega la voy a aprovechar. Ojalá que pueda mostrarme antes de Qatar y poder jugar el Mundial.
“Siento que estoy muy preparado para llegar la Selección, que lo puedo hacer de buena forma y demostrar que vengo haciendo las cosas bien y que me tengo confianza para poder pelear por un puesto ahí dentro”, cierra a pura confianza y determinación Marcos Senesi, el chico que en Concordia no se destacaba sobre el resto pero que en Europa se lo conoce como el Gladiador.