
Viale es embajadora de buena voluntad de Banco de Bosques, la organización que se planteó hace poco más de diez años con su programa de mitigación de huella de carbono, compensar la emisión de gases de efecto invernadero salvando muchos metros cuadrados de bosques nativos. Con el aporte de pequeños, medianos y grandes donantes se ha evitado la liberación de más de 80 mil de toneladas de dióxido de carbono.
El proyecto de cooperación Islas y Canales Verdes del Río Uruguay busca contribuir a la conservación de sus especies y hábitats silvestres, mejorar su capacidad de respuesta frente al cambio climático, y generar nuevas oportunidades de recreación y uso público de calidad, educación ambiental, ciencia y para las comunidades aledañas. El trabajo conjunto de las áreas protegidas en ambas márgenes, demuestra que hay un único río que preservar.

Del lado argentino, se concretaron hitos significativos en los tres pilares del proyecto. Como resultado del Plan de Educación Ambiental, en 2022 más de dos mil personas navegaron el río Uruguay a bordo de kayaks del proyecto y guiados por instructores locales. Asimismo y en el marco del Plan de Conservación, especialistas de diversas disciplinas comenzaron a relevar la flora y fauna para su identificación, evaluación y futuro manejo. Por último y como parte del Plan de Uso Público, también se inauguraron nuevos refugios, cartelería, senderos e instalaciones. La entidad de conservación Butler Conservation, del filántropo Gilbert Butler, es quien provee el 100% de los fondos de la compra y donación de tierras e infraestructura en ambos países. WCS Argentina y Cono Sur, The Nature Conservancy (TNC), Banco de Bosques y AMBÁ Uruguay, trabajan coordinadamente junto a los gobiernos locales para gestionar la adquisición y donación de las islas a los Estados, el diseño del corredor de conservación, el fortalecimiento de infraestructura y de las capacidades para el manejo efectivo de las áreas.
De esta manera, se espera que este proyecto colaborativo sin precedentes contribuya a la conservación de las especies y hábitats silvestres del Río Uruguay, a su capacidad de respuesta frente al cambio climático y al desarrollo sustentable de actividades turísticas, educativas y científicas que beneficiarán a más de medio millón de personas que habitan en el área.