Posterior a este cuadro de situación, el damnificado se ausentó de su vivienda por un corto período de tiempo. La sorpresa vino cuando al volver y ya en compañía de los efectivos policiales ingresó a su domicilio en el que había notado movimientos extraños. Tras hacer un recorrido, en una de las habitaciones, encontraron a la mencionada, escondida dentro de un ropero.
Los uniformados le solicitaron que se retirara del lugar; y al hacer caso omiso, se la trasladó a la Jefatura, esposada para resguardar su integridad física. Se encontraba fuera de sí.
El fiscal dispuso su libertad pero el ex novio la denunció por amenazas continuas, solicitando una prohibición de acercamiento.