
Más allá de la escena entrañable de una mascota y su dueño, el problema radica en que los animalitos quedan deambulando en el interior del edificio educativo, donde incluso llegan a hacer sus necesidades.
La petición del equipo de conducción de la institución educativa cierra con la siguiente expresión sobre los animalitos: "en la escuela no pueden estar", concluyen.